dilluns, 30 d’octubre del 2017

Con la fuerza de la vid Enraizando en oscura tierra Hay veces Hay veces en que mi soledad conmuta Con un extraodinario sentir libertario Un misterio distante en las líneas de mi mano Un arrullo de río que envuelve mi nivea desnudez... Hay veces que me siento libre, Y como un fresco goteo sube por mi pulmón Una pulsación bombeante y silenciosa Como una aguja de hielo derritiendose en el calor de mi cuerpo. A veces siento el temblor de la hojarasca La mezcolanza de pétalos y sepalos Y un campo inerte Tan verde que al ojo duele. Sólo en mi soledad percibo El aleteo sensible de mi condición Y guardo como tesoro un pirata Los fragmentos de estos exclusivos recuerdos. Todos acontecidos en la placidez de mi alienación En la tregua de mi lucha interior Eterna batalla contra la vicaría del despreciable ruido Ensordecedor y ciego destello De la multitud.... de la gente... Y esa crueldad que me fatiga Que me absorbe, a mi Que ando a contracorriente Que veo tumbas en cada ciudad Que huyo del asedio De estas murallas de cemento. Mi vida es una eterna noche sin sueño Pues mi pieza no encaja en este sádico montaje En esta insalubridad... Quisiera ser pájaro en esta urbe Pero como el buitre o el zorro Condenada fui... A no rendirme A ser pura En mi campana de cristal.