
El tiempo desplegó su velo de olvido
sobre las sombras de los recuerdos
Aún así permanecen a la deriva
flotando las huellas.
Con cuántos callejones sin salida
me habré encontrado huyendo
de mi lista de miedos
Me cansé de caminar hacia atrás
y también de confiar,
de poner mi alma al alcance de los demás.
La soledad se pega a mis huesos como condición
No hay rastro de color
Encuentro mi libertad en sus infinitas cámaras
de hieráticas y sinuosas siluetas que observan con un sólo ojo
a una sola figura, desnuda y sin compañía,
que camina dando círculos en su pequeño universo.
Y tal vez encuentre la llamada del destino
en el silencio de los sueños.
Porque qué más nos queda en estos tiempos
que soñar despiertos.