dimarts, 29 d’octubre del 2013
Dos perdedores que cabalgan libres sobre el tablero de ajedrez
o sobre una llanura inexpugnable
Dos cómplices del hedoné
Uno vacío y el otro lleno
Uno aprendiz y el otro maestro
Dos vagabundos que llenan sus barrigas de vino en un banco cualquiera de Coney Island
Y sin conocerse y sin mirarse y sin hablar
se conocen y se miran y hablan.
Dos viejos homosexuales que se pelean como gallinas
y luego se abrazan entre lágrimas como huérfanos desvalidos
Dos violinistas que pierden el tempo y la partitura
y que, poseídos por un arrebato de pasión,
tocan a ciegas las cuerdas en un vals
Dos cinéfilos compartiendo cultura en un café
Dos melómanos estremeciéndose con un solo de saxofón
Dos ladronzuelos huyendo de la horca,
dos nobles decadentes y arruinados aunque elegantes
Dos gatos callejeros sin rumbo ni hogar,
Dos borrachos que acaban en los diques del puerto
Tumbados en el suelo oyendo el murmullo del mar
y el atronador sonido del barco al partir
Todo eso somos tú y yo
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