dissabte, 25 de juny del 2011

Y un día, por sorpresa, vino el destino sin avisar y nos separó.
Recuerdo claramente el sabor de lágrimas y sangre que tenía en la boca. Recuerdo las luces de la policía. Unas manos me agarraron, y me metieron dentro de la ambulancia. Y te veía a tí, tan lejos de mí, hablando con los chicos de uniforme. En ese instante se rompió algo muy grande.
No volví a ser la misma.

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