divendres, 3 de maig del 2013

Resulta complicado aprender a convivir con la inercia. A veces, uno siente como si algo oprimiese algo. Urge en nuestro cuerpo la necesidad de romper con el lento paso de los días, que son como copias de un destino que nunca quisimos nuestro. La parte en la que más sufrimiento se da queda por llegar, cuando de repente te das cuenta de que la monotonía domina por completo tu existencia, tanto que aletarga los sentidos, enerva tu ira. No es ningún secreto. No se puede avanzar en la rayuela de la vida con los pies atados y el sabor perdido. * La visión encuentra la luz de la mañana cuando un par de ojos abren las pestañas como dos puertas hacia un nuevo comienzo y nada parece más bonito y brillante que dos pupilas absorbiendo la calidez del día. Fue hermoso levantarse sin letargo y apoyar los pies en el desnudo suelo sin sentir frío. Un gatito se retuerce bañado en luz en su pequeño cuerpo fluyen mis alegrías y mis miedos y puedo ver el abismo de un sueño eterno en la tonalidad de su pelo. Apoyada en la pared como un vigilante de algo muy preciado, de un tesoro atemporal, un vívido y palpitante pedazo de cielo, que permanece unido a mí como la extensión de mi brazo. Un animalito feliz por tomar el sol... me hace pensar en lo fácil que es soñar y en lo frágiles que somos.

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