dijous, 26 de maig del 2011

Un río de lluvia baja por las avenidas de la ciudad.
Llega hasta la calle más estrecha y escondida
En la entrada de un tugurio oscuro
Compartimos una bebida.
Permanecemos quietos, callados
observando los caminos de agua que se dibujan en el suelo
Entonces los ojos se cruzan
Y puedo transmitirte con la mirada,
en un sólo instante,
Las inquietudes que yacen en mi interior
Y rezan por ser comprendidas.
Puedo, en un pedacito de tiempo robado e inexistente
Hacerte libre con un solo gesto.
Y por un momento me entiendes
y ves a través de mí
Lástima que sea un sueño de tantos
Y no lo pueda cumplir...

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