dilluns, 15 d’agost del 2011


RECUERDA...
DE REPENTE, EL ÚLTIMO VERANO.

Perdí el hastío, lo dejé encerrado
En algún rincón de mi cabeza
Huí de mi prisión de asfalto
Y salí disparada hacia la libertad.
Compartiendo mi vida,
Volando muy alto.

Subí a algún lugar
Muy lejano del ruido mundano
Y levité muy cerca del cielo
Sin dar importancia a tener los pies en el suelo.

La serenidad de aquellos días,
el trance de mis noches
Y el poder de aquellos pequeños detalles
Que suceden improvisadamente
y embellecen a la vida por pequeños momentos
Dieron sentido y color a mi esperanza.

Recuerdo...
El primer llanto de vida,
La alegría de la infancia,
Los atardeceres, el sol,
Los paisajes, los prados verdes y el mar,
Los sentidos aguzados
La curiosidad de las palabras
La sutil belleza del atardecer,
Extendiendo mi mano hacia las nubes
Para ver el sol filtrarse entre mis dedos.
Sentir el viento pasar,
Cerrar los ojos
Y el tiempo vuela,
Y tú creces, para darte cuenta
De que han pasado aquellos días de juegos y risas.
La noche llega, y con ella la música
Los versos, las rosas, las dudas.
La alegría, la ilusión.
Las mañanas son soleadas,
las ventanas, abiertas
Irrumpe una luz en la oscuridad templada
Y los motores empiezan a temblar, deseosos de acción.
Cuando hay un sentimiento
Capaz de exterminar todos los miedos
Un hombro en el que apoyarse.

Tiembla la vida a merced de todos estos acontecimientos
En el filo de la navaja, oscilando entre la felicidad y la tristeza,
Brindando la suerte de poder ofrecernos
Cuando estamos en la melancolía
La posibilidad de volver a esos tiempos
Por medio de los recuerdos.


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