dimarts, 26 de juliol del 2011


Me siento como un caminante cansado y hambriento
Entre carreteras solitarias.
Que proyecta en su memoria la imagen de cada flor que ve
Para amenizar su viaje.
Me siento como un par de ojos eternamente abiertos,
Que observan, insomnes, la vida
Desde lo alto.
Mientras, el sonido de una harmónica
Estruja corazones rotos
En ventanas olvidadas.
El mundo está sumido en el caos
Las calles gritan, y los hombres lloran
Emanan sangre, sudor y niebla
Un vaho ardiente envuelve la ciudad
Y se llena de luces rojas y amarillas
y, a un ritmo acelerado, nos acercamos a la muerte
Que espera, ambiciosa, más cuerpos que desconectar.
Yo dejo que mi alma se cobije en el aire
Y pueda alcanzar por momentos
La belleza más escondida y plácida
Luego, el mundo se hunde, y pasa ante mí
Directo a la última parada
Y me arrastra con él
Como nos arrastra la perdición a todos.

Yo vivo en un sueño. Donde sólo existo yo.
Y puedo permanecer horas sola. Pensando.
Soñar es el mejor regalo que se nos ha dado.
Cierro los ojos, y en un instante
Me imagino viviendo una vida
que sólo puedo calificar como bonita
Porque no alcanzan las palabras
No me llegan,
Para describir la sensación que siempre ha vivido en mí
Las inmensas ganas de ...volar...volar...
Escaparme de aquí...poder conocer la felicidad.

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